Castillo de Aínsa

Castillo fortaleza situado en la parte alta de la villa medieval de Aínsa (Pirineo aragonés), construido en el siglo XI por canteros locales de formación lombarda, sobre un antiguo emplazamiento musulmán, al que se fueron añadiendo en siglos posteriores diferentes habitáculos.

Conserva buena parte de su muralla almenada y algunas torres, entre las que destaca la torre del Homenaje, de planta pentagonal y elementos de defensa, -ventanas saeteras, pequeños vanos en su parte baja y muros gruesos-.

Cuenta además, con un magnífico patio de armas al que se accede desde la Plaza Mayor por una única puerta adintelada.

En el siglo XVI se amplia y refuerza la fortificación al estar incluida en el plan general de reforzamiento y modernización de defensas fronterizas con Francia.

Así se añade un cinturón de ronda para la guardia situado encima de la muralla.

 

Ante su puerta se extiende una explanada, utilizada actualmente como aparcamiento, resultante de derribar los edificios de ese lado de la plaza cuando se construyó la fortaleza.
Se trata de una construcción de cierta complejidad, pues fue objeto de diversas reformas para adaptarla a las exigencias militares de cada momento, aunque en conjunto responde a una concepción unitaria planteada por el ingeniero Tiburcio Spanochi en el siglo XVI. A esto hay que añadir la posible pervivencia de algunos elementos de una forticación medieval preexistente en el mismo lugar.
Presenta una planta aproximadamente rectangular, con dos torres desiguales y de planta cuadrangular en la fachada este y otras dos torres, pentagonal y cuadrada, en el extremo opuesto. Está construida en sillarejo y mampostería, con refuerzos de sillar en las esquinas. El lado occidental de la ciudadela se cierra con dos bastiones de planta trapezoidal irregular, con muros en talud construidos con grandes sillares, protegidos por contraescarpes y un foso que continúa, semiderruido, por el lado norte.
La puerta del castillo es adintelada con arco superior de descarga en mitra. En cuanto a las torres de este costado, la mayor de ellas tenía cuatro pisos, los tres primeros con numerosas aspilleras y el último con restos de ventanas.
Los lienzos largos de la muralla presentan numerosas aspilleras. Están articulados interiormente por arcos de medio punto sobre los que va montado el camino de ronda con parapeto, obras que serían un añadido posterior, pues ocultan abundantes vanos defensivos de la fortificación original.
En el otro extremo, en la zona de los bastiones, presenta otras dos torres, una de planta pentagonal y los restos de otra de planta cuadrada. La primera, situada en el bastión suroeste, está construida con sillarejo y mampostería. Está muy reformada, especialmente en los vanos inferiores, adaptados para armas de fuego. Era de cinco pisos planos y se cubre con techumbre a dos vertientes sobre una falsa con ventanas cuadradas. Conserva la entrada primitiva en alto, en el tercer piso, en arco de medio punto al exterior y adintelada al interior. Del costado norte de la torre arranca un murete, paralelo a la muralla, hasta lo que fue un pequeño torreón cuadrado, del que se conservan restos de tres de sus muros. En esta zona existen otras edificaciones utilizadas como viviendas.

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